7 días recorriendo Mallorca sobre ruedas
¡El mejor viaje del verano!
Hace un par de veranos, me embarqué en una aventura singular al más puro estilo mediterráneo. Siendo de Canarias, el archipiélago balear no estaba entre los destinos que más ganas tenía de visitar. Pero los paisajes de Mallorca nada tienen que ver con las vistas volcánicas de mis islas.
Como suele decirse, la oportunidad llamó a mi puerta y me fui a recorrer la mayor de las Baleares en coche. En esa semana, Mallorca me cautivó con sus maravillosas calas y su esencia mediterránea.
Aguas cristalinas en Cala Tuent al norte de Mallorca
Día 1: Cala Pi
Mallorca es famosa por sus playas, así que… ¡qué mejor manera de empezar el viaje que en una de las mejores calas de la isla! Al aterrizar y recoger el coche de alquiler, me dirigí hacia el este de Palma.
A poco más de 30 minutos conduciendo desde la ciudad, encontré la Cala Pi. Esta increíble playa está situada entre 2 inmensos acantilados que la resguardan del viento y crean un paisaje inigualable. Después de las paradas obligadas para sacar un par de fotos de la vista panorámica, pasé la tarde tomando el sol y nadando en las aguas cristalinas de la cala.
Días 2 y 3: Cala Figuera
Al día siguiente, me levanté temprano para dirigirme al pueblo que más me cautivó de toda la isla; Cala Figuera. Esta localidad pesquera tiene un precioso paseo que discurre a lo largo de casa y barcos típicos mallorquines.
El ambiente de Cala Figuera es relajado y, aunque no hay playa en el pueblo, hay unas escaleras desde las que me tiré al mar para darme un chapuzón. Por la tarde pude ver como descargaban el pescado que habían capturado en el día y, como no podía ser de otra manera, en la cena, aproveché para probar este pescado tan fresco.
Al día siguiente decidí hacer una excursión a las calas del Parque Natural Mondragó. Estuve andando algo más de 1 hora por un camino bonito y poco transcurrido hasta llegar a un precioso pinar que daba paso a una serie de magníficas calas conectadas entre sí. Hay varias, y lo mejor es dar un paseo por todas y elegir la que más nos guste.
La preciosa localidad de Cala Figuera, al sur de la isla
Día 4: Pollença y Alcúdia
Los 2 días anteriores habían sido de relax y calma, así que ya tenía ganas de volver a la carretera. El cuarto día me levanté y conduje algo más de 1 hora y media hasta llegar a la Platja de Formentor. El último tramo de carretera atraviesa una montaña y es tan espectacular como la increíble cala a la que conduce.
Pasé la mayor parte del día tomando el sol en la arena casi blanca y aproveché para estrenar el equipo de snorkel que había comprado específicamente para el viaje. Aunque no vi muchos peces, la cálida temperatura del agua hizo que el baño fuera una delicia.
Cuando atardeció, me dirigí hasta el cercano pueblo de Alcudia que tiene una antigua muralla romana. Paseé por las bonitas calles empedradas para después cenar y tomar algo en el centro del pueblo.
Día 5: Valldemossa, Soller y Fornalutx
Seguro que al pensar en Mallorca imaginas pinos enraizados en arena blanca y aguas turquesas. Pero la isla tiene mucho más que ofrecer. Por eso, el quinto día fui a explorar los pueblos de la sierra. La primera parada fue Valldemossa, un lugar encantador que recorrí en 1 hora. Además de las hermosas vistas a las montañas, lo que más me gustó fueron los Jardines del Rey Juan Carlos.
Aún quería ver 2 pueblos más así que me subí al coche dirección Soller. Di un corto paseo por las bonitas calles del centro y me acerqué a ver el famoso y antiguo tren que aún hoy une la localidad con Palma. Después de tanto trote, me rugía el estómago, así que almorcé una deliciosa comida en un restaurante Indio de la zona.
Por la tarde, me adentré en la montaña y fui a parar al pueblo de Fornalutx, que no en vano está considerado uno de los más bonitos de España. El centro es todo peatonal y está lleno de estrechas escaleras con casas de piedra a los lados y toda clase de flores. El sendero de ida y vuelta es también muy bonito y se tarda menos de 1 hora en caminar la distancia que separa ambos pueblos.
Día 6: Cala Tuent
Como me encanta caminar y aún no había hecho ninguna excursión larga a pie, decidí que el sexto día iba a ir a visitar Cala Tuent. Aproveché que estaba en Soller y pasé la noche allí y, a la mañana siguiente, me levanté bien temprano y cogí un taxi hasta el Mirador de ses Barques.
Desde ahí da comienzo un sendero de unas 4 horas que llega hasta una cala que me fascinó. El camino es muy ameno y bastante llano, aunque tiene algún tramo de subida. Lo mejor de esta caminata es que el paisaje va mudando a medida que avanzas; empiezas en un campo de olivos en el que hay cabras y otros animales, para pasar por un verde acantilado a la vera del mar y un pinar.
Al llegar, hay un restaurante con unas preciosas vistas panorámicas donde reponer fuerzas. Lo más espectacular es la cala, que se funde con la montaña y tiene una de las aguas más cristalinas que he visto nunca. Pasé un día estupendo tomando el sol antes de coger un barco-taxi que había reservado previamente de vuelta al puerto de Soller.
Preciosas vistas en el sendero hacia Cala Tuent en Mallorca
Día 7: Palma
¡Así de rápido había pasado la semana! Pero aún tenía medio día, así que llegué a Palma temprano y fui a explorar la ciudad. Visité la catedral, que me pareció impresionante por su emplazamiento al lado del mar. También vi los baños árabes y entré en un monasterio en el que puedes comprar unos ricos dulces caseros a través de un torno.
¡Qué manera más dulce de acabar un dulce viaje!
Sobre la autora
Hola, soy Noah Fernández, Brand & Content Associate en Ferryhopper. Soy de las Islas Canarias, así que me encanta escribir contenido y dar consejos a todas las personas que quieran visitar mi hermoso archipiélago. También viajo regularmente por España y el extranjero y me gusta fotografiar a la gente interesante que conozco. Cuando no estoy escribiendo, ¡me puedes encontrar disfrutando del sol y del buen tiempo en la playa de Las Canteras! 🌊
